
Mis labios tienen sed de poder besarte, y juran que jamás podrán dejarte. Mis brazos piden a gritos abrazarte, Porque solo dicen extrañarte. Enséñame a quererte, enséñame a apreciarte, Que mi corazón, solo sirve para amarte. Pero enséñame también a odiarte; y sobre todo, a cómo olvidarte.