Esta noche es la más fría, la más triste, la más solitaria, y llora mi alma y mi corazón sangra, en noches como esta grito en silencio. Siento nostalgia, siento morir mi cuerpo, siento estallar de rabia. Al ver la luna esta me sonríe y le canta a mi alma. Renacen mis sueños al pensar en mañana, esta noche acompaña mi andar, mientras llega el nuevo día. Benditas sean las horas que ha solas en mi cuarto sin mirarte, yo te veo aunque nunca mi cariño, tenga el precio, aunque nunca mis palabras repercuten en tu pecho. Yo lo mismo he de quererte sin palabras y en silencio, como quieren los que sufren en silencio. Porque te llevo en el alma como si fueras un sueño. Porque tu me has enseñado a quererte desde lejos, con los ojos, con el alma sin palabras y en silencio. Sin embargo di el paso seguí pensando, seguí imaginando, Y al final. Al final una lágrima caía, caía sin pausa sobre mi mejilla como una lluvia torrencial que quería inundar mis labios. El silencio, un silencio que viene del cielo, de cada nube que se forma cuando ha de caer una tormenta, un silencio que tiene la virtud de querer gritar y no poder, no sentir el helado frío y no la suavidad de mi ilusión que viene y se va sin avisarme, sólo me deja con la duda si fue verdad o fuiste tú. Traigo el grito en mi corazón, y traigo la mirada también; fingir sin tener que descifrar la verdad, sin querer encontrar el verdadero todo y perder la nada. Esta tarde tormentosa nostálgica para mí. Con su brisa que me empapa invoca falaces recuerdos. Y así triste y melancólico este dolor, dolor por que hiere con su agridulce sabor, que asfixia sin quitarte el aire y te desgarra sin compasión. Agonía de mi alma una y mil veces saboreo, el agridulce del sin sabor de esta vida.