
No se porque, hoy me falta el aire; no se porque, el ahogo de la tristeza hunde mi pecho esta noche; no se porque. El oscuro manto de la noche aún permanece sobre la tierra, la luna brilla y yo, permanezco, casi impasible, esperando se aceleren las manillas del reloj y así con el primer rayo de luz, nazca en mí la esperanza del nuevo día. Una noche cualquiera, un martes más de tantos y hoy, sin poder dormir. No se porque, tampoco quiero saberlo; tengo la extraña sensación de que mi vida se esta acabando, que el resto de los días, son una lucha en que esta vez, no escribo el poema. Ya no me niego a crecer, ni a envejecer, tan sólo me niego ante la enorme lentitud del tiempo, mi anhelado deseo; ya no deseo más, no un nuevo amor, ni un nuevo día, solo espero un reencuentro casi imposible y, mientras tanto, mis horas pasan sin motivo aparente, mi vida ya es puro teatro, un sin fin de sentimientos fingidos, me niego a fingir, ya no más; si mi sonrisa se apagó no quiero mas que encontrarla y se, que para ello han de restar todos los días de mi vida.